El impacto económico y social de las empresas familiares en nuestro país es enorme, considerando que de los más de 4.8 millones de Unidades Económicas censadas en 2019 por el INEGI, son propiedad de una familia.
No todas estas Unidades Económicas cumplen con la definición de Empresa, la diferencia es sutil pero definitiva respecto a la viabilidad de crecer y sobre todo consolidarse.
La empresa en general puede definirse de la siguiente manera:
La Empresa es una unidad económica que mediante la administración profesional de los recursos que la integran, oferta bienes y servicios para satisfacer a un mercado, a fin de obtener un beneficio económico, cumpliendo con su responsabilidad social.
De los conceptos incluidos en el párrafo anterior dos son propios de la empresa y hacen la diferencia con un “negocio”, nos referimos a:
- La administración profesional.
- La responsabilidad social.
Las Empresas Familiares por su parte pueden definirse comos sigue:
“Empresa en la cual el control y la propiedad están en miembros de una misma familia”. Barnes & Harrison, 1976.
Así la Empresa Familiar es un sistema en el que confluyen indisolublemente dos sub-sistemas, a saber: la empresa y la familia.
Cada uno de ellos con sus propias complejidades y potencialidades. Con objetivos distintos, la eficiencia y la unión; distintos pero no excluyentes; si bien lograr un equilibrio entre ellos es un importante reto, y que de lograrse se potencian mutuamente.
No en balde la gran mayoría de las empresas mexicanas que cotizan en nuestra Bolsa de Valores, son Empresas Familiares.